viernes, 18 de abril de 2014

Hangout con Leonor y Andrea

El sábado 11 de abril fue mi primera experiencia en un hangout, una videoconferencia grupal que permite chatear al mismo tiempo que puedes escuchar, hablar y ver a las personas que están invitadas. En esta ocasión, pude conversar con Leonor Quintana y Andrea Chávez, dos de las administradoras más activas de la CT. 

Para mí fue una conversación emocionante, una especie de rito iniciático en mi nuevo rol como estudioso de la comunidad. Tomé notas, eso sí, de la conversación, para que no se me escapara ningún detalle importante. No quise grabar la plática para no inhibir la espontaneidad de nuestro primer encuentro. Lo que sí lamento es no haber hecho ninguna captura de pantalla de ese momento fundacional. Ya será para la próxima. 

Leonor, por lo que he podido "chismear" hasta ahora, es una de las "madres" de la comunidad. Jesús Suárez, en el video del primer Encuentro Virtual, comenta que ella fue la primera colaboradora estrecha de la CT y desde entonces, a juzgar por su constante labor de apoyo, no se ha bajado del burro. Es española, pero ha hecho su vida en Grecia. Mi impresión hablando con ella es que es una "outsider" de la enseñanza ELE, alguien con más de tres décadas en el sector que ha visto ya de todo y está de vuelta y cuyo mayor premio [todo esto según mis propias sensaciones] es el de haber echado una mano a otros. Viene de la filología inglesa, y en Grecia se reinventó como maestra de español. Se muestra escéptica respecto al academicismo de los "Máster" que empieza a inundar el sector. Colabora en varios blogs (el suyo: http://kontarini.blogspot.mx/), entre otros, en El tinglado. Su voz desprende comprensión e ironía al mismo tiempo. Es una de esas personas que inspira confianza a la primera.



Andrea es una luchadora apasionada de la innovación digital. Ha vivido todo tipo de perrerías en el mundillo mexicano de la enseñanza de ELE. Y sigue en ello, con el desencanto de quien sabe que rema río arriba pero también con la fe de quien sabe que lo que hace es algo valioso por lo que vale la pena luchar. Su futuro es incierto, aunque parece que no va a parar hasta conseguir ganarse la vida con su propio empuje y creatividad. Es activa en redes sociales, da clases por Skype y se ha vuelto una pionera en el uso de las tecnologías digitales para la educación: "ahora trabajo mucho en línea", comentó. Tiene un blog muy exitoso en México: http://aprendeespanolenmexicodf.blogspot.mx/. En fin, siguiendo con el símil de la familia CT, creo que Andrea sería una de las hijas mayores de la CT, de las que sacan adelante al resto de los hermanos, atienden la casa y se vuelven muy pronto independientes. 

¿Qué descubrí en la plática? Varias cosas. Para empezar algo de su historia. Y es que al principio, la CT era menos pública y para asomarse a ella había que ser miembro. Ahora, cualquier usuario de la red puede echar un vistazo a las secciones, aunque si desea participar debe inscribirse. Según Leonor, eso ha podido restar, tal vez, sentido de pertenencia, de comunidad. A cambio, el número de miembros se ha disparado. 

Mi investigación trata de los aprendizajes que se dan en esta comunidad virtual. Y algo muy evidente es la actualización docente en nuevas tecnologías que uno puede desarrollar. Es el caso de Andrea, quien reconoce que "la CT me ha habilitado en las TICs". Lo que no es tan evidente es que, en palabras de Andrea, "a mí me ha dado trabajo". Es decir, la participación en foros con colegas de muchas partes del mundo, la exposición a materiales multimedia, el hecho de compartir experiencias e iniciativas profesionales muy variadas puede abrir opciones de trabajo no contempladas de antemano. Para Leonor, de hecho, además de los debates sobre cuestiones gramaticales, el otro centro de interés masivo es el profesional: "mucha gente lo que quiere es información sobre cómo encontrar trabajo y cómo formarse". 

Les expliqué, también, mi labor como etnógrafo virtual. Leonor lo captó al vuelo: "eso suena a antropología". Bingo! Eso es lo que quiero hacer... irme a "vivir" a esta "exótica" comunidad durante un tiempo (un añito, de momento), ser un miembro más en ella y hacer lo que otros hacen (compartir cosas, plantear dudas, conocer gente). Eso sí, mi labor extra es ser una especie de "cotilla" profesional con la intención de comprender qué cosas se aprenden y cómo se aprende en esta comunidad. Como decía Spradley, el objetivo de un etnógrafo no es "entender" lo que se dice en una comunidad bajo estudio sino aprender a hablar su idioma. Y traducirlo después cuando deba reportar lo vivido al mundo académico en forma de tesis. Así que les pregunté qué "lugares" me recomendaban para empezar a habitar esta "ciudad virtual". Me encantó la frase borgiana de Andrea: "no creo que haya un zócalo [plaza central] que se pueda considerar el centro de la comunidad". Ya lo sospechaba yo, que llevo un par de semanas perdido en sus "barrios". Eso sí, me aconsejaron frecuentar foros donde la actividad es especialmente intensa o interesante, como los siguientes:
Grupos en la CT (18 de abril 2014)







Para Andrea, además de la riqueza de compartir materiales e ideas para la enseñanza, estos foros también sirven de repositorio: "la CT es como una bodega y archivo de materiales que me son de provecho". Es decir, otro de los aprendizajes interesantes tiene relación con la construcción de lo que Castañeda y Adell (2013) traducen como Entornos Personales de Aprendizaje. En este caso, además, esos entornos se socializan y ponen a disposición de otros. En realidad, tal y como lo explica Andrea, no se trata de buscar ex profeso recursos interesantes para publicarlos en la comunidad: "no busco cosas para compartir sino que encuentro cosas y las comparto". La CT, por lo tanto, puede servir potencialmente como una especie de gran banco colectivo de recursos de aprendizaje y enseñanza, una biblioteca digital construida a varias manos especialmente útil para el profesor ELE. Una biblioteca que, como en el cuento de Borges,  parece responder a un orden desordenado, valga la paradoja, y crece de manera orgánica, no planeada, bajo la lógica de la conversación entre muchos y no el monólogo de la razón taxonómica. Eso es una de las cosas que más me interesan comprender: cómo funciona esa otra manera de aprender no sujeta a programas institucionalizados sino al trueque comunitario. 

Ese sentimiento de comunidad es algo que rondó en nuestra conversación. Andrea me dijo algo curioso: "encontré en la CT un sentido de pertenencia que no tenía en las comunidades profesionales". Se refiere, por ejemplo, a las escuelas en las que había trabajado. Como ya denunciaban Fullan y Hargreaves (1999), los ambientes escolares adolecen en muchas ocasiones de un espíritu solidario y los maestros trabajan bajo fuertes presiones institucionales que desvitalizan su capacidad de innovación y los reducen al aislamiento y a la subordinación bajo políticas desempoderantes. Bueno, en mis palabras, pues coincido con el diagnóstico. 

I know, I know... me he extendido demasiado. Como dicen en mi España (pues Españas hay muchas), "me he echao el rollo". Prometo ser más breve en mis siguientes notas. Pero me pudo en esta ocasión la emoción de mi primer hangout con dos de los pilares de la CT. 


Referencias:
Castañeda, L. y Adell, J. (eds.). (2013). Entornos personales de aprendizaje: claves para el ecosistema educativo en red. Alcoy, España: Marfil. 
Fullan, M. y Hargreaves, A. (1999). La escuela que queremos. Ammorrortu/SEP. México, Biblioteca para la actualización del maestro.

domingo, 6 de abril de 2014

Sharismo o "la generosidad para compartir": esencia de la CT

Si el valor emergente del Renacimiento y de su tecnología estrella, la imprenta, era el antropocentrismo (el hombre como medida de todas las cosas; el culto a la fama; el prestigio del estilo personal y la autoría, etc.), el valor que parece caracterizar la evolución actual de la red sería es el "sharismo", un término que puede servir de paraguas conceptual para relacionar fenómenos emergentes como:

  • el aprendizaje entre pares (ej: Banco Común de Conocimientos), 
  • la cultura del acceso libre (ej: licencias Creative Commons), 
  • el activismo político a través de redes sociales (ej: la primavera árabe), 
  • los negocios basados en la reutilización y los servicios compartidos (ej: couchsurfing),
  •  las epistemologías del aprendizaje de raíz constructivista (ej: conectivismo), 
  • los medios de información que el usuario produce y no sólo consume (ej: blogosfera), 
  • los conocimientos construidos colectivamente (ej: Wikipedia), entre otros muchos. 
Así que el "sharismo" (de "share" = compartir, en inglés) sería algo así como un principio ético de solidaridad y cooperación basado en el valor del intercambio (de bienes, ideas, conocimientos, habilidades).

Así lo expone Isaac Mao, uno de los promotores principales del concepto: "el sharismo es el espíritu de la era de la Web 2.0. Tiene la consistencia de una axiología actualizada y una epistemología naturalizada" (traducción propia). ¿Qué quiere decir con ello? Pues que esos principios de la colaboración y el altruismo van más allá de simples "valores" que regulan la conducta para convertirse en una especie de lógica que explica nuestra relación con la actual tecnología digital y, aún más allá, con mismo proceso de construcción del conocimiento, que, en esencia, sería algo de naturaleza colectiva, no individual, como muestra la figura (en contra de lo que siempre hemos pensado siguiendo al buen Descartes).

Analogía entre inteligencia colectiva y cerebro (cit. en Dolors Reig de Holsapple (ed, 2003)

Pero, me temo, me estoy yendo por las ramas. Lo único que pretendo es enmarcar en un contexto teórico más amplio lo que más me ha llamado la atención en mi primera semana de "etnografía virtual" en la CT (Comunidad Todoele): lo más valioso de esa comunidad, según varios de sus miembros más significativos, es precisamente esa cultura de compartir e intercambiar.

Para empezar, según explica Jesús Suárez en el video (18':20'' a 20':07) que sirvió de presentación al primer Encuentro Virtual (8 de abril) la plataforma que sirve de soporte para la CT, NING era inicialmente gratuita:


Pero para el propio Jesús lo importante no reside en la "herramienta" sino en lo que las personas hacen con ella. Y lo más valioso de la CT sería la "generosidad para compartir... que es lo que hace que la comunidad sea lo que es" (22':50  a 23:04 ) y que hizo que creciera exponencialmente en número de miembros y en interacciones productivas. Así lo comenta Jesús: "En cuanto alguien publica algo interesante, comparte una actividad creada por él, un Power Point, una presentación... las personas que responden dándole las gracias, comentando cómo lo han usado en sus clases y cómo se puede mejorar" (23':04 a 23': 28''). 

Como respuesta al mensaje de felicitación por alcanzar los 10000 miembros inscritos en la CT, Lidia Moreno, una de las administradoras de la CT, afirma que una de las cosas que más aprecia de la comunidad es constatar que "aún hay personas que ayudan sin pedir nada a cambio" (8 de diciembre, 2013).

Coincide con ella Silvia Ros, también administradora, en un mensaje de la misma cadena de respuestas a la felicitación de Jesús Suárez: "Aquí he encontrado a personas con mis mismos intereses y a gente a la que no solo no le importa sino que le gusta compartir de manera desinteresada materiales, ideas, experiencias" (9 de diciembre, 2013)

De momento todos ellos son mensajes del equipo de personas que dirigen la comunidad y que tienen una experiencia intensa de ella, además de una perspectiva amplia sobre sus interacciones. Pero ese discurso debe ser contrastado por los miembros que residen en ella, digitalmente hablando. Será muy interesante cotejar con ellos qué tan amplio es ese sentido de la colaboración y el "sharismo" y sobre todo, qué condiciones propician esa cultura colaborativa y cuáles la restringen, así como distinguir dentro del aparente altruismo todo tipo de intereses personales o grupales (sin que eso signifique desvirtuar necesariamente la vocación altruista que simultáneamente asume la acción).

Hay que añadir que ese altruismo no sólo parece tener un alcance "digital". En su presentación de las funciones de Mi Página, Andrea Chávez comenta que con al menos con 3 miembros de la CT (a quienes sólo conocía inicialmente por haber interactuado con ellos en la plataforma digital)  surgieran oportunidades de encuentro en sus visitas a México, en las que ella ofició de algún modo de anfitriona. 

El punto de partida, en cualquier caso, es considerar como premisa que "la generosidad para compartir", como la llama Jesús Suárez, es uno de los principios rectores de la interacción en la CT y una de las claves de su éxito.