Con Leonor uno siente confianza de inmediato. Le digo que si Jesús Suárez es el "padre" de la CT ella sería algo así como la "madre" de la comunidad. Así me responde: "no me molesta tu imagen de la mamá de la CT; al revés, me halaga, solo que no quiero que se la identifique conmigo pues yo no tengo por qué gustar a todos pero la CT está ahí para cualquier profesor que quiera!"
Bueno, pues no sé si la madre... pero Leonor Quintana tiene dos méritos indiscutibles en la CT: fue la primera participante de la comunidad que asumió el rol de administradora, allá a finales de verano de 2007; ha sido la participante más activa de la comunidad (tomando en cuenta, por ejemplo, el número de mensajes compartidos). En la siguiente tabla comparo la actividad registrada de todo el equipo de administradores. Leonor al menos dobla en su participación al resto de compañeros con casi 1500 participaciones en foros, más de 100 entradas de blog, 69 grupos a los que está suscrita y más de 500 "amigos" en la CT.
Para mí no hay duda. Leonor ha sido el corazón de la CT. ¿Qué le ha llevado a involucrarse tanto? De su entrevista me quedo con una frase que aparece una y otra vez, casi como un mantra: "ante todo me importan las personas". Dicho en boca de Leonor no suena a frase trillada sino a una ética de vida. Añade: "me intereso por gente que tal vez tenga que bregar sola en su labor como profesores de ELE y lo que pueda hacer por ellos, lo hago".
Leonor sabe bien lo que es bregar sola en este territorio profesional y llevar "el español en la maleta" (libro donde Leonor tiene un capítulo donde cuenta su historia como maestra ELE). Estudió filología inglesa en la Universidad de Salamanca y migró a Grecia con su esposo en 1981. Ha pasado en Atenas media vida. No la tuvo fácil. Se encontró con una trampa... en Grecia empezó a dar clases de español pero su titulación en inglés y no en filología hispánica le cerró muchas puertas. "Estoy en contra de la titulitis" y del "sistema de castas" académico, comenta en la entrevista. Ella aprecia más la "mentalidad abierta y la amabilidad" que ha encontrado en la CT.
Una de sus grandes virtudes, de hecho, es la humildad. "Yo soy una pobre ama de casa y he dado clases para ayudar a mi familia". Por ello, tal vez su mejor universidad ha sido la red. La CT, sin duda, ha ocupado un lugar especial: "ha sido mi tabla de salvación [...] La CT me ofrece la posibilidad de concentrar en un sitio todo lo relacionado con nuestra práctica profesional y concentrar la conversación que se da en la red pero de manera dispersa"
Página personal de Leonor Quintana en la CT |
Pero más allá de encontrar en la CT un repositorio de conversaciones y recursos, una especie de biblioteca orgánica, lo más valioso es que se trata de "un lugar de encuentro, que es lo que a mí me gusta". "Me gusta la amplitud", insiste, pues en la comunidad se da cita "todos los países, todos los niveles académicos, todo tipo de personas... y para mí eso es lo más enriquecedor". Ante el sistema de castas que propician las instituciones Leonor se siente más cómoda en esta gran ágora online. Ella pone en juego lo que Dolors Reig, entre otros, llaman "sharismo", que es una ética de la generosidad basada en compartir lo que uno tiene o sabe con otros y recibir de vuelta lo que otros desean compartir con uno. Así lo dice Leonor: "ofrezco lo que yo quiero encontrar en otras personas".
Sus palabras me recuerdan que a principios de los noventa, en el paleolítico de internet, Rheingold, uno de los padres y pioneros de las "comunidades virtuales" veía en estas redes un hábitat ideal para la diversidad, una especie de espacio explotarorio, de liberación de las restricciones institucionales y de las tribus sociales o culturales a las que uno está atado en su vida offline. Leonor, desde luego, no se deja llevar por estos cantos de sirena y asume una actitud escéptica, crítica, ante la evolución de estas comunidades: "creo que hay una tendencia en la red que nos lleva hacia lo momentáneo, lo inmediato, a perder la memoria". "Cada vez la gente lo quiere todo más fácil".
Y es que Leonor está un poco de vuelta. Ha visto pasar muchas modas, muchos entusiasmos. Sus reflexiones me evocan (¿será porque está en Grecia?) la ironía melancólica de los poemas de Cavafis. Leonor sonríe con una mueca de ironía, por ejemplo, ante el desuso actual de los "hot potatoes", cuando hace no tantos años eran lo más "in" entre los profesores ELE. O ante el enfático espanto de los colegas hacia las clases magistrales o las baterías de ejercicios gramaticales. Como si lo que funcionaba antes de ayer se hubiera vuelto obsoleto de repente.
Y así dejo la entrevista con la sensación de que Leonor ha encontrado en la CT gente como ella, como yo, gente que no se siente cómoda formando parte de ninguna tribu, gente a la que le gusta compartir y compartirse en esta especie de tribu de los sin tribu, de espacio de todos y de nadie, donde cualquiera da y toma sin que le miren el carnet o el currículum.